Ahora que estamos trabajando el ciclo del agua y tenemos una parte que habla de la depuración de las aguas, creo que podría ser buena idea hacer una depuradora para observar el proceso y las impurezas que nos encontramos en el agua.
Materiales
• Agua residual preparada del
modo siguiente: en un recipiente con agua, mezclamos trozos de papel y de
plástico, cáscaras de pipas, limaduras de hierro, arena y aceite.
• Vasos para recoger el líquido
que vas a ir filtrando.
• Tamiz de rejilla ancha o malla
en la que vienen las patatas (o las naranjas) y un bastidor.
• Tamiz de rejilla estrecha o un
colador de cocina.
• Botella de plástico.
Procedimiento
-Utilizamos un tamiz de rejilla
ancha (o lo hacemos montando la malla en el bastidor). Filtramos el agua
residual y recoge el contenido en un recipiente.
-Añadimos el filtrado anterior
sobre un tamiz de rejilla más fina (o utiliza en su lugar un colador de
cocina). Recoge el contenido en un recipiente.
-Introducimos el filtrado
anterior en una botella de plástico.
-Pasadas unas horas, abrimos el
tapón y, con cuidado, recogemos cada una de las capas que se han formado en un
recipiente diferente.
Otra depuradora
Csic
Cuento
Había una vez un niño que solía
jugar con las cosas de los mayores. Cogía los zapatos de su padre para jugar a
carreras de coches, las pulseras de su madre para bailar el hula-hop con sus
muñecos y hasta la espuma de afeitar de su padre para "apagar
incendios" como los bomberos con los extintores.
Un día de lluvia, cogió unos valiosos y pequeños
pendientes de su abuelita para jugar a la busca del tesoro. Continuamente
escondía y recuperaba tesoros. Aquel día enterró los pendientes junto a un gran
charco que simulaba ser un lago y se fue a recorrer el pueblo en busca de
aventuras. Mientras tanto el charco crecía y crecía conforme más llovía.
Al cabo de unas horas regresó en busca de su
tesoro, pero cuando llegó al lugar donde lo había enterrado se dio cuenta que ahí
no se podía ver nada, solo había agua sucia, enturbiada por la lluvia y el
barro. El charco había crecido y los pendientes no estaban. Por suerte había
dejado ya de llover.
Se disgustó mucho, y fue corriendo a contárselo a
su padre, quien tuvo una gran idea y le dijo: “Ve corriendo a casa, tráeme 2 botellas de plástico transparentes, un
trozo de tubo de goma, una medias de tu madre ,un trozo de cuerda o goma
y unas tijeras. El resto lo cogeremos de la calle. Hijo mió, vamos a fabricar
una depuradora para encontrar los pendientes de la abuela”.
Y así lo hicieron: cortaron el tubo a unos 10 cm., en cada extremo le
colocaron un trozo de media atado con unas gomas, a cada botella le hicieron un
agujero del tamaño del tubo por la parte de abajo, y en una de las botellas
colocaron arena hasta la mitad, y luego grava.
Y fueron echando el agua del charco con ayuda de un
embudo y mucha paciencia. El agua que recogían de la segunda botella estaba
limpia y sabían que ahí no encontrarían la joya, pues no podía haber llegado
hasta allí a causa de los filtros (medias). Así filtraron el agua de todo el
charco, hasta que al final quedó seco.
Luego hicieron como los buscadores de oro: extendieron
la arena y grava de la primera botella al sol, y cuando estuvo seca,
cuidadosamente miraron hasta que vieron los pendientes brillar. –FIN-