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lunes, 15 de marzo de 2021

El cuerpo humano


 

El cuerpo humano es una máquina precisa. En él actúan una serie de sistemas que posibilitan las funciones necesarias para la vida humana y facilitan también la relación con el resto de personas y con el medio que lo rodea. No describiremos todos estos sistemas, sino sólo aquellos que intervienen directamente en la creación del movimiento, y que por tanto tienen relación directa con la Educación Física.

El aparato locomotor


El aparato locomotor se divide en dos sistemas principales: el sistema óseo y el sistema muscular. El sistema óseo está formado por todos los huesos del cuerpo humano que,

junto con las articulaciones, se consideran la parte pasiva del aparato

locomotor, es decir la parte que no se mueve por sola. El sistema muscular está formado por los músculos y se considera la parte activa del aparato locomotor, que mueve el resto de elementos.

 

Los huesos



Los huesos forman la estructura del cuerpo, son nuestro chasis; son rígidos y resistentes. El conjunto de todos los huesos de nuestro cuerpo se denomina esqueleto. Los huesos del esqueleto están unidos entre gracias a las

articulaciones     y     nos     permiten     movernos     y desplazarnos.

No todos los huesos son iguales, ya que tienen tamaño y forma diversos según el trabajo que desarrollan.

Pueden ser largos, como el fémur o el húmero, muy

resistentes para aguantar el peso del cuerpo y para realizar movimientos; cortos, como las vértebras o los huesos de la muñeca, con mucha resistencia y poca movilidad, o planos, como los huesos de la pelvis, el cráneo o los omoplatos, con una gran superficie para proteger los órganos que envuelven.

 

Las articulaciones


Son los puntos en que dos huesos se encuentran. Éstas hacen que el esqueleto no sea una pieza rígida.


En la articulación hay unos elementos que protegen los huesos del desgaste continuo que provoca el rozamiento mutuo, y otros que ligan y mantienen unidas las partes que se mueven. Los primeros son los cartílagos, que recubren los extremos de los huesos para protegerlos o que se interponen entre un hueso y otro, como el menisco de la rodilla. También

encontramos una cápsula articular que envuelve la articulación por fuera y que por dentro contiene una bolsa con líquido

lubricante. Así facilita el movimiento y evita que los huesos entren directamente en contacto. Y, finalmente, los ligamentos, tiras elásticas y resistentes que, como su nombre indica, ligan los huesos entre sí y los mantienen unidos.

 

Los músculos

Los músculos se consideran los elementos activos del aparato locomotor pues constituyen el

“motor” que origina sus movimientos. Es así gracias a la capacidad que tienen de comprimirse y mover los huesos a


los que están unidos. Este fenómeno se denomina contracción muscular.

De todos los músculos del cuerpo humano, los que se encargan de mover el esqueleto se llaman músculos esqueléticos. Son de contracción voluntaria y los

que más nos interesan para entender todos los movimientos de nuestro cuerpo.

Tenemos otros músculos, como los del aparato digestivo o el corazón, que realizan movimientos involuntarios. Son de contracción automática.

En los músculos esqueléticos podemos observar dos partes muy diferenciadas: los tendones y el vientre. Los tendones son como correas ligeramente elásticas, pero muy resistentes, que se agarran con fuerza a los huesos que deben mover, en una unión llamada inserción. El vientre es el músculo propiamente dicho y está formado por las fibras musculares que posibilitan la contracción.



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