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jueves, 16 de enero de 2014

Construyo una depuradora casera

Ahora que estamos trabajando el ciclo del agua y tenemos una parte que habla de la depuración de las aguas, creo que podría ser buena idea hacer una depuradora para observar el proceso y las impurezas que nos encontramos en el agua.




Materiales
• Agua residual preparada del modo siguiente: en un recipiente con agua, mezclamos trozos de papel y de plástico, cáscaras de pipas, limaduras de hierro, arena y aceite.
• Vasos para recoger el líquido que vas a ir filtrando. 
• Tamiz de rejilla ancha o malla en la que vienen las patatas (o las naranjas) y un bastidor.
• Tamiz de rejilla estrecha o un colador de cocina. 
• Botella de plástico. 

Procedimiento 
-Utilizamos un tamiz de rejilla ancha (o lo hacemos montando la malla en el bastidor). Filtramos el agua residual y recoge el contenido en un recipiente. 
-Añadimos el filtrado anterior sobre un tamiz de rejilla más fina (o utiliza en su lugar un colador de cocina). Recoge el contenido en un recipiente. 
-Introducimos el filtrado anterior en una botella de plástico. 
-Pasadas unas horas, abrimos el tapón y, con cuidado, recogemos cada una de las capas que se han formado en un recipiente diferente.








Otra depuradora

Csic

 
 Cuento

Había una vez un niño que solía jugar con las cosas de los mayores. Cogía los zapatos de su padre para jugar a carreras de coches, las pulseras de su madre para bailar el hula-hop con sus muñecos y hasta la espuma de afeitar de su padre para "apagar incendios" como los bomberos con los extintores.

Un día de lluvia, cogió unos valiosos y pequeños pendientes de su abuelita para jugar a la busca del tesoro. Continuamente escondía y recuperaba tesoros. Aquel día enterró los pendientes junto a un gran charco que simulaba ser un lago y se fue a recorrer el pueblo en busca de aventuras. Mientras tanto el charco crecía y crecía conforme más llovía. 

Al cabo de unas horas regresó en busca de su tesoro, pero cuando llegó al lugar donde lo había enterrado se dio cuenta que ahí no se podía ver nada, solo había agua sucia, enturbiada por la lluvia y el barro. El charco había crecido y los pendientes no estaban. Por suerte había dejado ya de llover.

Se disgustó mucho, y fue corriendo a contárselo a su padre, quien tuvo una gran idea y le dijo: “Ve corriendo a casa, tráeme 2 botellas de plástico transparentes, un trozo de tubo de goma, una medias de tu madre ,un trozo de cuerda o goma  y unas tijeras. El resto lo cogeremos de la calle. Hijo mió, vamos a fabricar una depuradora para encontrar los pendientes de la abuela”.

Y así lo  hicieron: cortaron el tubo a unos 10 cm., en cada extremo le colocaron un trozo de media atado con unas gomas, a cada botella le hicieron un agujero del tamaño del tubo por la parte de abajo, y en una de las botellas colocaron arena hasta la mitad, y luego grava.

Y fueron echando el agua del charco con ayuda de un embudo y mucha paciencia. El agua que recogían de la segunda botella estaba limpia y sabían que ahí no encontrarían la joya, pues no podía haber llegado hasta allí a causa de los filtros (medias). Así filtraron el agua de todo el charco, hasta que al final quedó seco.

Luego hicieron como los buscadores de oro: extendieron la arena y grava de la primera botella al sol, y cuando estuvo seca, cuidadosamente miraron hasta que vieron los pendientes brillar.    FIN-

   

  

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